El profesor bueno, explica; el profesor muy bueno, demuestra; el profesor excelente, inspira.

Fuente: Plano sin fin
Fecha de publicación 24-09-2015



Jin Akijama: El profesor excelente fomenta la curiosidad de los alumnos, hace que sean ellos los que quieran saber, los que se interesen por aprender. Los alumnos se sorprenden.

¿Y tenemos suficientes profesores de este tipo?
Necesitamos más de los que hay, claro. En cambio, no necesitamos profesores que se limiten a explicar algo mientras esperan que los alumnos se apliquen mucho porque sí. Esto es más cómodo para el profesor, pero no es lo que suele ocurrir en una clase.

¿Y usted tuvo un profesor excelente?
Tuve esa suerte, sí. Un día, cuando era niño, el profesor nos llevó al bosque y nos hizo escuchar el sonido de las cigarras. Nos contó que estos insectos tienen un ciclo vital de once, trece o diecisiete años. Y que esos son números primos. Allí aprendimos qué eran estos números. Eso me sorprendió muchísimo, y empecé a interesarme por las matemáticas. ¿Cómo puede ser que un ser vivo se rija por los números primos? La naturaleza es un gran recurso para enseñar matemáticas.

Pues en la mayoría de clases se enseña escribiendo fórmulas en una pizarra.

Esto es fatal, una enseñanza para robots. Limitarse a soltar la lección y mandar ejercicios no es una buena manera de educar.

¿Por qué dice usted que hay que cambiar la manera de enseñar matemáticas?

Porque los niños han cambiado. Cuando yo era pequeño no teníamos tantos juguetes estupendos como los de ahora. Nos entreteníamos con cosas más sencillas, la naturaleza era nuestra ludoteca. Y como todo era más sencillo, resultaba más fácil captar nuestra atención en la escuela. Pero ahora los niños están rodeados de estímulos, de juguetes y herramientas digitales fascinantes, así que la escuela también tiene que cambiar. La forma de enseñar ha de transformarse para que estos niños tan estimulados desde fuera se interesen por aprender. De lo contrario, aborrecerán la matemáticas, o cualquier otra disciplina. Tenemos que dejar que los alumnos participen, que vean, que experimenten.

¿Qué característica comparten los grandes matemáticos?
La capacidad de focalizar su mente en una tarea concreta y de concentrarse.

¿Por qué empezó a usar la magia para explicar matemáticas?
Porque en mi país, Japón, el nivel de matemáticas empezó a bajar. Vivimos en una isla pequeña y muy poblada, con pocos recursos naturales, y lo único que nos puede hacer avanzar es el conocimiento, la economía de alto valor añadido. Por eso decidí divulgar las matemáticas, explicarlas de forma ilusionante; para que el nivel de matemáticas de la población de mi país mejore.

Pero Japón, los países asiáticos en general, salen muy bien en el informe Pisa. Según esta macro evaluación su nivel de matemáticas es excelente.

No me creo mucho los resultados de los países asiáticos en el informe Pisa. Obtienen buenos resultados porque hay una fuerte presión sobre los estudiantes, mucha disciplina inculcada desde las familias y las escuelas, pero poca pasión por aprender. Esto a la larga no puede ser bueno. En general, la forma de enseñar las matemáticas en Asia es muy antigua y mecánica, no fomenta la creatividad, que es algo fundamental para ir hacia delante. Los países europeos lo hacen mejor en este sentido, estimulan más la curiosidad

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